Crowdfunding.

crowdfunding Más emprendimiento y más participación.

En estos tiempos de crisis y oportunidades, todos los empresarios y emprendedores se hacen la misma pregunta; ¿Cómo vamos a financiar nuestro crecimiento? ¿Cómo vamos a lanzar nuestro proyecto?  Precisamente es ahora cuando surgen nuevas formas de inversión como el crowdfunding.

La pregunta ¿De dónde surge el capital inversor en estos momentos? Tiene la misma explicación pero inversa. Es capital que antes invertía en otros negocios y sectores que crecían y ahora no lo hacen. Se trata de un capital que no encuentra en el sistema financiero las rentabilidades ni la seguridad que antes sí ofrecía; un capital que acude a la llamada de nuevas tendencias, necesidades y, porqué no decirlo, modas de inversión. El capital de quien quiere participar en la generación de valor a la sociedad más allá de las posibles rentabilidades.

Y ¿cómo juntamos a las empresas y proyectos que demandan inversión con ese capital que desea invertir en proyectos ajenos? ¿Existe cobertura legal? ¿Qué formas jurídicas existen de financiación privada de startups y se están creando? ¿Qué formas se prefieren? ¿Qué rentabilidades se ofrecen? ¿Y garantías?

La verdad es que el mundo del emprendimiento está lleno de situaciones que no están cerca del entendimiento de un neófito. Zeltia, Privalia, Facebook, What´sApp… La inversión depende de las expectativas que el inversor  tiene sobre un proyecto, y esto es casi como adivinar el futuro. Los intereses normalmente son económicos, pero también es legítimo pretender, por ejemplo, que tu serie de TV favorita siga emitiéndose, o que un grupo rock saque un nuevo disco.

A su vez, las ganancias del inversor no se reducen sólo en los beneficios futuros por dividendos, sino por la posible venta del proyecto, o por el placer de disfrutar de algo que los demás hagan, lo que no añade al modelo dificultad y a la vez oportunidades.

Conseguir la inversión deseada

Nada de lo que en el mundillo emprendedor se mueve o valora tiene que ver con las “sencillas” reglas de los cash flows generados, el valor actual, la beta del sector, o la tasa de descuento… es todo más complicado. El emprendedor va a necesitar mucho para satisfacer las expectativas del inversor. La claridad de lo que ofrece, su finalidad, los tiempos, los hitos, su personalidad, su equipo o sus medios van ser claves para que consiga la inversión deseada.

Si pensamos en conseguir uno o varios inversores “profesionales” que cubran nuestras necesidades, estamos pensando en business angels. Seguramente, será al primer sitio donde acude un emprendedor después de la familia, amigos y conocidos. Aquí los inversores invierten a solas o co-invierten con otros de forma privada.

La nueva ley de crowfunding

El Gobierno dio luz verde al Anteproyecto de Ley del Fomento de la Financiación empresarial, durante el mes de octubre de 2.014, convirtiéndose en el cuarto país europeo que regula esta actividad. Se define en él un pequeño marco legislativo que de forma paternalista viene a regular la actividad web de Crowdfunding o micromecenazgo que se articula a través de las plataformas de financiación privada de startups de forma participativa. Unas plataformas que gestionan a través de sus páginas web, a una pluralidad de inversores no profesionales con los promotores de proyectos. La nueva ley otorga más libertad a los inversores cualificados y retringe la actividad para otro tipo de inversor, el no cualificado, siempre dentro de un límite global de inversión por proyecto.

Crear nuevas necesidades

Basta por navegar por los portales Kickstarter o Indiegogo, dos de los portales de crowdfunding o financiación colectiva más populares, para comprobar qué es el  crowdfunding. Un ejemplo de esto es la campaña de Indiegogo para captar 5.000.000 $ con el lema “Una hora de programación para cada estudiante” con más de 2.000 inversores, entre ellos Mark Zuckerberg, Priscilla Chan, John and Ann Doerr y Rich Barton, recaudó casi 3.000.000 $ en sus primeras semanas. Esta campaña no se podría lanzar en España con la nueva legislación.

Esto nos hace reflexionar sobre una cuestión de fondo ¿Emprender es sólo ganar dinero o es una forma de hacer emerger nuevas ideas y propuestas?. Si es sólo dinero, hace bien el Gobierno en regularlo como ya regula los mercados bursátiles, los préstamos o las actividades societarias.

Quiero pensar que emprender es algo más, es crear nuevos modelos y enfrentarlos al mundo; es creas necesidades que no sabemos que tenemos y satisfacerlas, nuevas formas de comunicarnos, de distribuir recursos… Todo esto sí merece apoyo a través del dinero de muchos, y no debería ni limitarse ni encorsetar la actividad de quien lo fomenta, más aún cuando en otros países no lo hacen.

(artículo publicado también en la revista de antiguo alumnos del CEU el 30/1/2015)

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